sábado, 26 de septiembre de 2009

Implicaciones Jurídicas


"El avance de la genética es incontrastable. El ser humano camina hacia el descubrimiento del surgimiento biológico de la vida. Sin duda, el tema es apasionante por dos razones: una, porque aumenta de forma no fácilmente medible nuestros conocimientos, las posibilidades de determinación de una gran cantidad de enfermedades y las posibles curaciones de las mismas; otra, porque produce el surgimiento de una gran cantidad de cuestionamientos jurídicos, llenos de contenido ético, a los que el derecho no ha dado hasta el momento respuesta y mucho menos respuestas satisfactorias.
Si todo esto es uno de los grandes temas jurídicos de nuestra época, las dificultades se acrecientan considerablemente en la esfera jurídica penal. Es precisamente en esta parcela donde el respeto a los derechos de la persona, por el simple hecho de serlo, deben de ser más cuidadosamente tutelados, pero ocurre que en el orden jurídico penal juegan, operan una serie de principios que convierten a la peligrosa herramienta represiva en una regulación normativa al servicio de los seres humanos.
Si se violan los derechos consustanciales al ser humano, si se vulneran las garantías, protectoras de los mismos, resulta muy difícil alabar, elogiar un avance científico, de primerísima categoría, si no se tiene en cuenta lo anteriormente expresado. Si el precio del progreso científico va a ser la afectación de esos derechos y de esas garantías poco avanzaremos, es más podemos hasta retroceder.
Claro está que esto no tiene necesariamente que ocurrir, no es indefectible, pero mucho nos tememos que, en este aspecto concreto, el derecho vaya tan rezagado, tan alejado de las realidades de este fin de siglo, que las regulaciones jurídicas pequen por exceso o por defecto. En otros términos: que los complejos normativos estén tan sorprendidos por el avance científico que no tengan respuestas válidas, al menos de momento, para tales situaciones.
Lo anterior no es, de ningún modo, pesimismo, pues es adecuado pensar junto con Antonio Gramsci que -en esta vida- hay que ser "inteligentemente pesimistas y voluntariamente optimistas". Esta es la cuestión, esperemos que su posible resolución sea favorable desde un doble punto de vista: desde el normativo jurídico y desde el estrictamente científico.
los avances son motivo de orgullo pero es preocupante la regulación de sus consecuencias, no para entorpecer el progreso científico, sino para encauzarlo al campo de una adecuada convivencia social que es, en definitiva, el fin de todo el derecho". (Rafael MÁRQUEZ PIÑERO http://www.bibliojuridica.org/libros/1/83/8.htm)

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